El 29 de julio de 2025 se cumplen 25 años del fallecimiento del cardiocirujano René Favaloro. Ese día del año 2000, el corazón de toda la Argentina se paró, pero el del argentino que había inventado el bypass aortocoronario con la vena safena -un procedimiento que aún hoy prolonga la vida de los corazones enfermos- se había roto hacía bastante tiempo atrás.
La Fundación Favaloro, que él mismo creó y por cuyas deudas se cree que se quitó la vida, estima que, desde 1967 hasta hoy, más de 55 millones de personas se beneficiaron con esa técnica revolucionaria que implementó el médico fanático de Gimnasia y Esgrima, que había nacido en La Plata, el 12 de julio de 1923, en una casa bastante pobre, pero con el corazón muy grande.
René Favaloro hablaba dando lecciones y era de una época en la que, en Argentina, nadie mencionaba públicamente lo que todos sabían: la práctica ilegal del aborto. René Favaloro no esquivaba el tema; siempre quiso sanar a sus compatriotas:
“Legalizar no quiere decir que estemos autorizando a que todo el mundo se haga un aborto, sino que, ante ciertas circunstancias, la pobre desgraciadita que no tiene ningún recurso no caiga en ese trasmundo horroroso que la puede llevar a la muerte. Porque no se muere una, se mueren cantidades allí. Por el contrario, la niña privilegiada de una familia con guita va a una clínica de prestigio, se lo hacen sin que nadie se entere y a la tarde puede ir a un baile, si quiere, porque ya todo pasó. Esa desigualdad a mí no me gusta”, aclaraba.
Su audacia era subyugante. René Favaloro trabajó toda su vida para sanar corazones rotos, hasta el día en que, después de mucho rumiarlo, decidió romper el suyo, una noticia terrible en sí misma, recargada por el simbolismo que portaba.
René Favaloro entregó su corazón
No podría aguantar como testigo lo que construí, con tanta fuerza, ahora su destrucción. Estoy cansado de luchar y luchar. Remando contra la corriente en un país que está corrompido hasta el tuétano. Tú eres testigo de mi sufrimiento diario. Te agradezco todo lo que me has brindado. Particularmente en este último año. Nunca podrás imaginar cuánto te he amado (…) Sé que te recuperarás porque eres fuerte. El tiempo lo arregla todo”, decía la carta de despedida a su prometida, una de las siete que dejó escritas. Ese día habían almorzado juntos.Antes de apretar el gatillo frente al espejo de su baño, el 29 de julio de 2000, René Favaloro sintió que el corazón le estallaba en varios sentidos.
Sus cartas finales dejaron en claro que una de las principales razones que lo llevaban a tomar la decisión era la crítica situación financiera de la Fundación Favaloro (1975) y la imposibilidad de cobrar las deudas que distintos organismos públicos y obras sociales sindicales tenían con ella.